sábado, 30 de agosto de 2008

Una noche en el Generalife

Mi madre me invitó la otra noche a ver un espectáculo flamenco en el Generalife. Actuaba Sara Baras. Mi padre no quiso ir (todavía no hay grifos de cerveza allí) y yo no tenía otra cosa mejor que hacer.
Antes de nada debo decir que una crítica mía sobre un espectáculo flamenco es como la que pueda hacer mi madre sobre un partido de fútbol. En todo caso mi criterio está ligado a las emociones y como en un par de ocasiones se me puso la piel de gallina pues eso quiere decir que la obra estuvo muy bien.
El inicio fue espectacular. Primero por la llegada a través de un precioso camino de cipreses iluminados que tienes que recorrer hasta llegar al teatro. Lo normal es ver la Alhambra iluminada desde el Albaycín, pero ver el Albaycín iluminado desde la Alhambra fue toda una experiencia.
La obra estaba dedicada a Lorca. Que en Granada un acto cultural no esté dedicado al poeta sería toda una sorpresa. Sólo falta que saquen el videojuego Lorca Street Fighter para terminar de sacar provecho de su figura.
Más que el baile me impresionó la música en directo y las tremendas voces de cantaores y cantaoras. Sara Baras se hacía esperar. A la media hora aún no había aparecido. Le dije a mi madre que seguro que iba en plan estrellita y que hacía como Canales, poner el nombre y bailar 5 minutos.
En eso llegó el momento más espectacular de la noche. Presentaron a las "monjas flamencas" que dicho así suena igual que un "gitano astronauta". Las monjas bailando flamenco es tan impactante como ver a Cristo dando botes en Jesucristo Superstar. Pero llegó el momento en el que las monjas se quitaron sus túnicas y se quedaron con unos vestidos escotados y ajustados por arriba, con vuelo abajo y con una raja en un lado que dejaba ver la pierna entera de las bailarinas. Madre mía qué cuerpos. Nunca pensé que se pudieran alterar las hormonas de tal manera en un espectáculo flamenco.

En eso mi madre y yo dedujimos que la monja de delante era por fin Sara Baras. Llegamos a la conclusión de que Sara era más bajita que sus bailaoras pero que tenía un cuerpo que quita el hipo. Y que a ella siempre le hacen vestidos preciosos.
Siguió el espectáculo y a los pocos minutos aparecieron sobre el escenario 15 bailarines con tricornio y túnicas hasta los tobillos. Ver bailar flamenco a la guardia civil también fue impactante. Hubo murmullos y risas cuando apareció la Benemérita con semejante ritmo. En realidad con las túnicas parecían clones de Dart Vader.
En la última parte de la obra salió una bailarina mucho más fea que el resto y que podía ser la abuela de todos. Mi madre y yo estábamos bastante descolocados. No se movía con la misma agilidad que sus compañeras pero se le notaba que hace años debió ser la caña. Terminó la obra y estábamos satisfechos con el espectáculo: ameno, intenso, emocionante a veces, música preciosa. Pero, ¿dónde estaba Sara Baras? Todo el público aplaudía al elenco y de pronto la veterana sale al centro y todo el mundo le da una ovación tremenda. En eso que de pronto me dio por pensar:
Yo: Mamá, ¿esa no es Cristina Hoyos?
Mamá: sí que se parece, sí.
Yo: ¿No será que hemos venido a ver a Cristina Hoyos en lugar de Sara Baras?
Mamá: Pues tu padre me dijo que eran entradas para Sara Baras. ¿Qué pone en la entrada?
Yo: Nada.
Mamá: ¿Y la monja?
Yo: Pues va a ser que no era Sara.
Mamá: Pero en todo caso ha sido muy bonito, ¿no?
Yo: Pues sí.


5 comentarios:

Pecosa dijo...

Jajajaj! Bueno, el caso es que el espectáculo valió la pena...

Respecto a lo de la alteración de las hormonas que puede provocar un espectáculo flamenco... Mira, hace unos meses me apunté a clases. Nunca le había prestado mucha atención al flamenco, pero se me ha despertado la Andalucía que, aún y formar parte de mí, estaba dormida; y decidí aprender a bailar. Desde entonces ningún baile me parece más sensual, erótico y poderoso que el flamenco. Los hombres, tan varoniles; las mujeres tan femeninas y pasionales... Brutal.

Mery Fence dijo...

Hola Braulio.
Me acabo de enterar de que hace un par de meses visitaste mi blog y dejaste un agradable comentario sobre mi perra. Como de bien nacido es ser agaradecido yo también te hago una visita y te digo que tienes un blog estupendo, lleno de arte y de noticias curiosas (lo del tío ése de la picha enorme me ha dejao sin palabras). Un saludo.

Mery Fence dijo...

hola, soy yo otra vez, es que me he dado cuenta de que te he llamado Braulio, jajajaja, madre mía. Que sirva de eximente que estoy de examenes, jajaj sorry.

Música dijo...

la belleza está en los ojos de quien la ve, bello espectáculo, bella relación madre-hijo, bella Granada..., como buena cordobesa que soy amo el flamenco y de jovencita era muy buena yo bailando sevillanas y algunos que otros bailes, he crecido con la casa llena de vestidos de gitana debido a que mi madre es modista del flamenqueo, muy chulo el post.

Anónimo dijo...

Me hubiera encantado acompañaros a ti y a mamá. Hace poco llegó un espectáculo flamenco aquí y hasta lloré...además, bailaba una granadina. Estuve deprimido durante unos días echando de menos mi Andalucía y a todos, pero bueno, las cosas nunca son como uno las desea...si así fuera, que chiste tendría la vida?