martes, 19 de agosto de 2008

Yo necesito amor.

El título de este post no va por mí (que también podría ser) sino por la autobiografía del actor Klaus Kinski. Se llama así y la leí hace un tiempo. Es muy entretenida porque relata la interesante vida de un actor zumbado, histérico, violento, derrochador, erotómano, etc... Es de esos libros que te hacen constantar lo normal que es uno. El tipo se tiraba a todo lo que se movía: actrices, azafatas de avión (en pleno vuelo), amigas, secretarias, etc... Además, como su fama de pichabrava era mundialmente conocida, despertaba pasiones entre las más morbosas. El prácticamente no tenía que hacer nada. Las mujeres se le iban ofreciendo con las bragas en la mano.
Cuando yo era pequeño y vi la peli Aguirre, la colera de Dios, me quedé fascinado con la cara de loco de Klaus. Sus ojos enormemente abiertos atraían inevitablemente la atención. Posteriormente descubrí que el tipo ponía cara de lo que era. Estaba como una regadera. A pesar de su carácter y sus delirios de grandeza, al actor se lo rifaban. Amasó una tremenda fortuna que dilapidó en excentricas fiestas a las que invitaba a kilos del mejor caviar iraní a toda la comuna hippie de Roma.

Para comprobar que el adjetivo zumbado no es exagerado para definir a Klaus aquí van tres ejemplos con vídeo incluido.

1. En mitad del rodaje de Fitzcarraldo tiene una bronca tremenda con el productor de la peli. Los indígenas estaban impresionados porque ellos nunca levantan el tono de voz. Según los indios, si Kinski se hubiera dirigido a ellos en ese tono se lo hubieran cargado. Cuenta la leyenda que en este rodaje (o en Aguirre?) el director tuvo que ponerle una pistola en el pecho para que rodara una escena que se negaba a filmar.
2. En los 70 hizo un tour en el que representaba a Cristo. Como todos los zumbados, se metió tanto en el papel que estaba convencido de que él era el auténtico Mesías. Insultaba al público y claro, los altercados eran contínuos.
3. En su boda monta un pollo tremendo. No sé que le haría el que los casó, pero casi se lo come.








En todo caso os recomiendo el documental "Mi enemigo íntimo" de Werner Herzog, el director con el que tuvo una permanente relación amor/odio. El uno sin el otro no hubieran sido lo que fueron.

6 comentarios:

Música dijo...

todo un carácter..., no veas...
yo tb necesito amor...

Pecosa dijo...

Me encantan estos retratos de personajes tan excéntricos! La locura da respeto, pero también curiosidad...

Pecosa dijo...

Acabo de ver el link, gracias...

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Lo que se dice una loca del coño, vamos.

PD. No va por Música ni por Pecosa, eh? jajaja

Pecosa dijo...

Ya me imagino, yo me considero más bien loca de otra cosa... ;)

Música dijo...

ah, no me siento aludida para nada, lo mio son las oposiciones a mamarracha