martes, 9 de diciembre de 2008

Experimento II

A pesar de estar con fiebre toda la tarde me he levantado del sofá para contar un experimento al hilo del de ayer. Si no lo escribo se me olvidará.

Estaban 5 monos en una jaula. Los científicos decidieron introducir un plátano en la misma para que todos fueran como perros por la fruta. Lo que pasa es que los científicos eran macabros. Si subía un mono por el plátano los otros cuatro recibían una fuerte descarga eléctrica. Así, despúes de unos días, cuando metían el plátano ni Blas se acercaba a él. Cuando uno lo hacía los otros lo golpeaban.
Posteriormente fueron cambiando a los monos uno a uno. De tal manera, que el recién llegado, no tenía ni idea de las descargas y se iba lanzado por la banana. Los veteranos sabían que iban a sufrir un calambrazo y lo inflaban a hostias cuando el otro intentaba coger la fruta.
A los pocos días los científicos habían cambiado a todos los monos. Ninguno de ellos había recibido jamás una descarga, con lo que desconocían el castigo. Pero habían aprendido ( a base de golpes) que el que se moviera y se acercara al plátano iba a cobrar duro. Ir por el plátano implicaba una ensalada de hostias porque sí, sin más.
Conclusión: los monos ( y las personas) hacemos muchas cosas por tradición sin saber ni siquiera los motivos. Sabemos que ciertas cosas están mal porque nos lo han dicho y es tradición pero ¿realmente están mal? No tengo muy estudiado este caso, por eso me vienen a la mente ejemplos estúpidos del tipo: ¿por qué si cantaba en la mesa mi abuelo me regañaba? ¿por qué era obligatorio comer pan y si uno decía "no quiero pan" te echaban un sermón sobre las bondades de ese alimento? ¿por qué la digestión es de dos horas pero si te bañas justo después de comer no pasa nada? etc... Si pienso un poco más en este asunto me saldrán ejemplos mejores, lo siento.

6 comentarios:

Habitante dijo...

Me llamó la atención lo de tu abuelo...que, cualquiera que sea es el mismo que el mío....supongo que sería Rafaé, con quien apenas comía...

Anónimo dijo...

En cierta manera me recuerda un poco al cuento del elefante de Jorge Bucay, que tuve que leer hace tiempo...
A mejorarse pronto!

Pecosa dijo...

Ay, pues a mi me dan una lástima, pobrecicos... Los monos, digo. Bueno, tú también, que estás envirusado. Ya sabes, Frenadol por la vena y manta.

(Estás enganchao enganchao, ¿eh? Al mundo blogger, digo, no al Frenadol. Porqué levantarse para escribir con la febrada y los mocos ya es). ¡Cuídese!

chuikov dijo...

no he leido a bucay, ¿cómo es ese cuento?

Anónimo dijo...

Pues la verdad, el cuento es tan cortito que casi merece la pena que le eches un vistazo tú mismo si te interesa:

www.educarueca.org/spip.php?article591 - 17k

chuikov dijo...

está muy bien el cuento. aunque esto de los monos es un experimento real, no una metáfora