Davis Falls. Foto de la web.
Al día siguiente de llegar al pequeño e idílico pueblo de Hopkins (del que hablaré y mostraré fotos en el siguiente post), decidí hacer una excursión a unas cascadas cercanas situadas en la primera (y creo que única) reserva de jaguares del mundo. Cuando se lo propuse a Mamá Chuikov dijo lo de siempre: "pues vale, cariño, lo que tú digas".
Cuando llegamos a la caseta del guarda me enseñó el mapa de esa zona de la selva.
Guarda: hay dos rutas que podéis hacer. Está la "nosequé trial". Son 40 minutos de caminata por la selva y al final hay dos cascadas. Son grandecitas. Luego está la "tiger trial" (que en una reserva de jaguares la llamen "la ruta del tigre" es algo llamativo") que es bastante más dura porque hay que subir una montaña, pero al final hay dos cascadas que están mucho mejor que las otras.
Chuikov: ¿cuánto dura este recorrido?
Guarda: depende lo en forma que estén las dos señoras. Pero, mínimo hora y cuarto.
Mamá Chuikov: ¿qué dice?(en el viaje Mamá Chuikov me preguntó: "cariño, "hola" ¿cómo se decía en inglés?)
Chuikov: que hay dos recorridos. El primero es un rollo, bastante duro y al final hay dos cataratas de mierda. El segundo me ha dicho que mola más, no es muy duro y que al final hay dos cataratas de flipar.
Mamá Chuivov: ¿están lejos? Chuikov: pssa, no mucho, unos 45 minutos.
Antes de empezar a andar obedecemos al guarda que nos dice que visitemos el pequeño museo de la reserva. Joder, y tan pequeño. El museo era un banco frente a un gran cristal tras el que se veían unos animales metálicos y mal pintados que vagamente se parecían a los bichos que hay en esa selva. Tras 30 segundos de visita y 3 de risas abandonamos el micromuseo y nos pusimos a caminar.
El recorrido era increíble. Una selva cerrada a la que no llegaban los rayos de sol al suelo. Sospecho que haría varios días que no subía nadie por allí porque con nuestras caras rompíamos a veces telas de araña que cruzaban el camino (es una sensación bastante asquerosa) El calor no era insoportable, pero la humedad y la pendiente hicieron que fuéramos empapados.
Mamá Chuikov: nene, llevamos 45 minutos y seguimos subiendo. Deberíamos estar llegando, ¿no?
Chuikov: el guarda me dijo que si vas bastante ligero tardas 45 minutos, pero que si vas como vamos nosotros, pues un pelín más... Yo ya escucho el ruido del agua, ¿no la oyes?
Mamá Chuikov (que es más inocente que una estantería de Ikea): ¿sí? ¿la escuchas? Yo no oigo nada.
Chuikov: calla... sí, se oye por allí el agua...
Cuando después de una hora llegamos a la cima de la montaña ya no había bosque. Los árboles dejaron paso a una enorme extensión de helechos. Arriba vimos un cartel inquietante. "Cascada a 500 metros" Qué guay, cerquita. "Tiempo aproximado 15 minutos". Einnn? ¿Un cuarto de hora en hacer 500 metros?. Pues sí. Todo lo que habíamos subido lo teníamos que bajar pero con una pendiente tremenda, con el suelo embarrado y agarrándonos a palos, raíces y ayudándonos entre nosotros.
Al final encontramos el sitio. Una poza preciosa a la que llegaban varios torrentes. El agua estaba buenísima y nos metimos del tirón. Después de sudar como pollos el baño nos devolvió la vida. Porque iba mi madre, si no, me pego un salto desde arriba a la poza. Pero me conformé con bañarme bajo el chorro de agua. Que igual es una tontería, pero me hacía mucha ilusión.
Primera cascada con cabecita de Chuikov al fondo.
Unos metros más arriba había otra cascada aún más grande. En esa ya no nos bañamos. En la poza hay 4 peces, pero la profundidad es desconocida, y aunque el agua es cristalina, el fondo es muy oscuro. Disfrutas bañándote pero no estás 100% tranquilo. Es algo parecido a bañarse en alta mar, da un poco de yuyu.
Segunda cascada.
Culos de Mamá Chuikov y Mari. Tuvieron tiempos mejores, pero para su edad están estupendos. Ahí andaban reptando para subir a una micropoza que estaba en ese torrente.
El momento tenso de la excursión fue cuando estando sentado en una piedra observando el paisaje algo me mordió en un dedo. No sé si fue una hormiga, una araña o algún otro bicho cabrón. La cosa es que me dolió mucho. "¡Chupa el veneno y escúpelo! ¡Chupaaaa! (Ese último grito no parecía de mi madre, ejemmm). En todo caso creo que ha visto muchas pelis. Ni tenía un cuchillo ni pensaba darme un tajo. A los pocos minutos el dedo empezó a hincharse, luego a dormirse y yo a agobiarme. Pero a la hora o así, el meñique dejó de parecer un pulgar y ya está.
A mediodía llegamos a nuestra playa de palmeras inclinadas. Estábamos fundidos y decidimos perrear toda la tarde...
Trabajando
8 comentarios:
jajaja, lo que me he podido reír..., más inocente que una estantería de ikea me ha encantado, solo había oído: eres más cabrón que la llave Allen.
Vas a matar a tu madre!.. de gusto!
que flipe de viaje hijo, q envidia, en otra vida me pido ser tú.
No sé si da más yuyu bañarse en alta mar o en aguas cristalinas con profundidad desconocida y fondo muy oscuro. Yo no sé si me meto.
Muy bonita la luz de la foto de los culos. Si retocas un poco las carnes con Photoshop, la foto es de lo más sensual.
Pero que perro eres Chuikov, vaya forma de engañar a tu pobre mamá.
Lo del bicho que te picó es que no fuiste preparado, tenías que haber llevado esas cangrejeras que nos ponían de niños para ir al río.
musica, tú también has visto bastante mundo...
pecosa, merecía la pena meterse, aunque diera yuyu
ulises, fue una mentira piadosa, ellas estaban encantadas con su baño bajo la cascada... la mordedura fue en la mano
Me encanta tu madre, entre lo de las arenas movedizas, su dominio del inglés y su "chupa el veneno" me ha cautivado. Deberías crear una página sobre ella en facebook, seguro que tendría muchos fans.
anónimo, a mí también me gusta. ya me preguntó el otro día que dónde va a ser el próximo viaje. le he dicho que a irán, pero no le convence mucho eso de ir con un pañuelo en la cabeza y sin poder maquillarse.
Tienes que decirle a Mamá Chuikov que escriba un blog.
Y de paso, ¡Feliz 2010!
gracias loco...
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