domingo, 5 de julio de 2009

El salto I

No pude ni pasar por casa a recoger ropa. Salí de la tele a las 20.25 y se cerraba el vuelo a Alicante las 20.45. Llegué sobrado: a las 20.42. Ya dentro de a zona de embarque me propuse encontrar una camiseta que no fuera de Hugo Boss o de Lacoste y que costara menos de 50 euros. Encontré un Zara con los mismos precios que en cualquier sitio, en rebajas y con la mitad de la ropa en el suelo y la otra revuelta. Genial, me compré unos calzoncillos rojos y una camiseta amarilla con letras rojas. En 20 minutos me dio tiempo a comprarme eso y un big mac con un mcflurry de kit kat que me terminé en el finger.
A las 7 de la mañana me recogió el cámara y fuimos rumbo a Alcantarilla, Murcia. Allí me esperaban los miembros de una unidad de paracaidismo acrobático del ejército. Son estos que se tiran en grupo y hacen figuritas en el aire. También hacen saltos de precisión.
Me dieron un mono rollo top gun de lo más chulo. Antes del salto me dijeron que íbamos a ir a un tunel de viento. Por lo visto el único de España. Se trata de un cilindro de unos 10 metros de alto y unos cuatro de ancho. Arriba hay unos ventiladores gigantes que te succionan. Abajo, una malla metálica 3 metros por encima del suelo.
Los instructores me explicaron las señas que me harían dentro del túnel ya que el ruido es tan ensordecedor que no puedes hablar. Había una para separar los brazos, otra para encogerlos, otra para separar las piernas, otra para encogerlas, una para ir adelante, otra para atras, otra para subir, otra para bajar, otra para derecha y otra para izquierda. Mi cabeza no daba para tanto y luego se me olvidaron la mitad.
Todos los miembros de la unidad estaban en el banco esperando ver mis evoluciones. Al principio entre animado. El aíre me tiraba hacia arriba a 170 km/h. Me costaba estar relajado y mantener la posición. Había que estar con los brazos a 90 grados, la barbilla alta, las rodillas flexionadas hacia arriba paralelas a los hombros, el culo levantado, la barriga hacia abajo y la espalda arqueada. Algo siempre fallaba. Si subía la cara bajaba el culo, etc... Me di unas cuantas leches contra las paredes, a veces estaba casi tocando el suelo y otras, sin motivo aparente, salía disparado hacia las turbinas y me tenían que enganchar los instructores. Yo veía a los paracaidistas mirando a través de los cristales y todos estaban tronchados de la risa.
Lo intenté una vez más y el resultado fue igual de patético. Pero a la tercera decidí relajarme y la cosa salió bien. Conseguí mantenerme solo en el aire. Incluso pude hacer giros voluntariamente a derecha y a izquierda. Me acercaba a la cámara sonreía y me volvía a separar. Incluso si me encogía un poco podía subir un par de metros y si me estiraba bajaba. Me dieron un aplauso cuando salí del túnel (supongo que aplaudirán a todos). La cosa es que ya sabía todo lo que tenía que saber para saltar del avión. En todo caso, lo del túnel no es imprescindible para saltar en tandem. Era más bien para que lo probara y lo grabáramos.
Hay ímágenes de este momento que también colgaré cuando me den una copia de todo. En el próximo post contaré el salto desde un avion/lata del ejército desde 4.000 metros de altitud. Sabreis por qué la expresión "tomar tierra" en mi caso fue literal.

Por cierto, mañana el grito helado cumple un año. Espero haber cumplido los objetivos que me propuse.

2 comentarios:

Pecosa dijo...

Sabes la espectación que causa tu gran salto y has decidido ofrecernos el relato por capítulos, ¿eh? Malo.

Como ya es día 8, felicidades. Todo lo que comentabas en tu primer post lo has aportado.

(Palabra de verificación: astor. Uséase, la marca de maquillaje que utilizaron para disimular las contusiones que te debió ocasionar tu "toma de tierra").

Mica dijo...

Me uno a Pecosa, yo que estaba toda emocionada y nos dejas con las ganas.
Felicidades y espero que cumpla muchos más para seguir leyendo tus historias.
Besote.