viernes, 2 de enero de 2009

Crónicas portuguesas I

El 31 por la tarde aún no sabía en qué ciudad portuguesa pasaría la Nochevieja. Decidí por el camino que sería Coimbra. Es la ciudad más universitaria de Portugal y sospechaba que sería entretenido.
A las 8 y pico de la tarde estaba cruzando la frontera cuando paré a repostar. En la gasolinera un camionero con pinta de buena persona me pidió que le llevara. Quería llegar a casa a tiempo para cenar con su mujer y su hija. Se llamaba Jerónimo.
Me contó que lo del camión está jodido. Que le pagan por kms y este mes sólo había hecho 7.000. Era muy majo y nos contamos nuestras respectivas vidas. Me dijo que en 15 días se iba a Angola a trabajar a una fábrica de estructuras metálicas. Era la segunda vez que iba. El tema Àfrica me interesa mucho así que hablamos bastante sobre la vida allí. Me recomendó vivamente visitar ese país. Que en la capital te matan para quitarte la ropa, pero que el resto del país es tranquilo, seguro y espectacularmente bonito.
Lo más curioso que me contó fue que las mujeres prefieren a los blancos porque son más carinosos. Las besan y acarician, mientras los negros sólo le dan al pim pam frenético. También me dijo que que había que tener cuidado porque hay mucho sida. Me contó un truco que se usaa por allí para no coger la enfermedad. Se trata de ponerse un preservativo. Luego hay que untar el condón con una salsa muy picante que usan ellos. Después te pones otro condón. Si durante el fornicio la chica grita como si la estuvieran matando, es que el condón exterior se ha roto y hay que sacarla. Viva el ingenio humano.
Cuando nos íbamos a despedir me propuso que me fuera a trabajar con él. Yo le dije que si montar camas de ikea es suficiente experiencia para trabajar en una empresa de estructuras metálicas. No entendió la broma, pero le dije que si se llega a cruzar en mi camino el pasado verano, nos íbamos juntos para Angola. Sobre todo por el tema del picante, que me intriga mucho.
Llegué a Coimbra con el tiempo justo para buscarme un hotel barato y darme una vuelta por la ciudad. Es más pequena de lo que imaginaba y el río más grande. Tras cenar en uno de los que pocos sitios que estaban abiertos, fui a ver la despedida del ano (suena feo pero no hay enies en este teclado) desde la orilla del río. Tras los fuegos artificiales, me perdí en las sombras de la noche de Coimbra buscando algún lugar animado. (continuará...)

4 comentarios:

Música dijo...

que te fuiste solito?
me gusta como cuentas tus viajes yo estoy en esa fase cobarde sin querer serlo pero sin poder remediarlo

chuikov dijo...

me vine sozinho (solito en portugués). portugal es un sitio tranquilo, no da miedo viajar sólo por aquí.

Música dijo...

no es miedo a los lugares el mío, es querer se despierte en mí el ir sola agustito conmigo misma a los sitios, encontrar el placer de viajar sola, si tienes un momento a ver si consiguieras sembrarme semillitas de esas que veo que a tí no te faltan

Pecosa dijo...

Qué bien te lo montas, Chuikov. Nada mejor que llegar de un viaje y leer el del otro. Voy a por la segunda parte.