Fango Santo

Mamá: cariño ten cuidado en esa cañada no sea que nos quedemos atascados con el coche.
Chuikov: si es un charquillo. Bueno doy marcha atrás y cojo carrerilla, así no tengo que acelerar en el barro y pasamos fijo.
M: bueno, tú ten cuidado.
Ch: tranqui mamá. (Me faltó poner alguna coletilla del tipo, "... que yo casi hago el París-Dakar)

Veloces bajábamos por el camino y el 4x4, como no podía ser de otra manera, se quedó atascado. Se frenó en seco (es una metáfora porque había agua) y las ruedas de atrás se hundieron medio metro en el fango. En ese momento mamá soltó esa frase tan de padre de "ves, te lo había dicho". Salimos a duras penas y buscamos unas piedras para meter bajo las ruedas. ¿Cuáles son las motrices? Ahhh, si es 4x4, pues hay que poner piedras en todas. La primera piedra la eché delante de la rueda trasera y se hundió y desapareció. Metí el brazo hasta el hombro y no había rastro de ella. Era jueves santo y estábamos en mitad de un olivar y el pueblo más cercano a unos 6 o 7 kms. En eso mi madre suelta esa frase tan tranquilizadora de "verás tu padre cómo se va a poner".

No teníamos móvil, así que subimos a la casa andando (está a unos 3 o 4 kms). En todo caso, teníamos que subir igual, era el único coche, y mi padre no iba a bajar andando. Durante el camino mi madre me contó que su marido también se había quedado atascado en el mismo sitio 15 días antes. Diossssss, que alegría más grande. Tenía un as en la manga.

Papá: ¿dónde coño estabais? ¿no teneís móvil?.... ¿y el coche?
Ch: atascado en el barro. Abajo en la cañada.
P: (hecho una fiera). Dios bendito, dios bendito, dios bendito. Hay que ser tonto en esta vida. Pero cómo coño os habéis quedado atascados.
Ch: joder parecía un charquillo, y bueno, había mucho cieno. Pero no parecía profundo.
P: (tratándome como si hubiera ido 15 kms con el freno de mano puesto) pero hijo mío, si eso es una cañada, eso es como un río. Pero ¿por qué no me preguntas antes de cruzarlo? Santo Dios, santo dios, santo dios.... ¿Para qué tenéis la cabeza? (Quizás pretendía que le llamara por teléfono y le dijera, oye papá, veo un charco de 2 metros de ancho, por uno de fondo, ¿lo paso o no?)
Ch: (jugando fuerte) ¿Tú nunca te has quedado atascado?
P: (en 0'2 segundos) Nuncaaaaaaaaaaa, jamásssssssssss!!!!!!!!!!!!

Yo me había metido en un charco, pero él también se metió de cabeza en otro. Y como no es tonto se dio cuenta en seguida, pero su justificación fue floja.

P: Bueno, sí que me quedé atascado, pero fue diferente. Había más gente en la casa y no pasaba nada.
Ch: (arriesgandome a un terremoto) Claro, en eso pensaste: "como hay gente hago el cabra y embarranco el coche que luego me sacan"

Se hizo el silencio durante unos minutos. La cosa estaba como si hubieramos derramado un barril de gasolina y los dos estuviéramos jugando con cerillas. Al rato llegó un lugareño con su Nissan Patrol a echarnos una mano.

Ch: ¿De qué año es este Patrol?
Lugareño: de los primeros.
CH: tendrá 20 años por lo menos.
Lu: más, será del 85, pero es muy valiente (einnnn? ¿hay coches valientes?)
Ch: ¿y si nos llevamos unos palos para poner bajo las ruedas?
Lu: (me miró con cara de: "mira chaval, acabas de atascar un coche y vienes de Madrid, no eres el más indicado para dar consejos a un tío que en vez de sangre tiene aceite de oliva por sus venas y que tiene el coche más valiente de Jaén) No, tranquilo, lo sacamos en dos minutos.

Bajamos al lugar de los hechos.
Ch: ¿y si das la vuelta por el otro lado de la colina?
Lu: no te preocupes, el patrol pasa la cañada y así nos evitamos dar la vuelta.

Dios fue justo de nuevo y un latigazo de alegría corrió por mis entrañas cuando el Patrol se quedó atascado. Me daba igual seguir allí un rato más, pero todos los egos, absolutamente todos, tambíen estaban ya bajo el cieno. Allí posaban los dos coches como una pareja de novios. En paralelo y con el culo hundido en el fango.

Lu: No pensé yo que esto estuviera tan mal.
Ch: Ya ves... ¿A qué parecía un charquillo de mierda?
Una hora después y con barro hasta las orejas conseguimos sacar el Nissan, que pudo tirar del nuestro y llegamos de nuevo a la casa.

Para mí esas cosillas son aventurillas sin más, que como no tienen consecuencias graves, le dan vidilla a un día cualquiera. A malas, nos hubiéramos quedado a dormir en la casa, y a la mañana siguiente hubiera buscado un tractor de algún cortijo cercano. Para estos mayores, que un todoterreno se atasque en el barro es un auténtico dramón. Total si se te enfanga el Ferrari es otra cosa, pero un todoterreno... dios bendito, dios bendito.